lunes, 7 de enero de 2019

20190107 (In Memory of Johnny Cunningham)

Escuchando (siempre escuchando) una de las canciones (mitificadas, pero quizá con bastante razón) de una noche afortunada en 1990 ó 1991.


Quizás demasiado confiado en el pensamiento "ya tendré tiempo en el futuro", "no ha llegado todavía el momento,... ya llegará" (una tónica en mi vida, un error).

Un chaval en un pub elegante pero sencillo (sencillo pero elegante). Un momento tranquilo. Una tarde-noche sin prisa. Juventud y sin embargo familiaridad con estos ambientes. Música celta. Johnny Cunningham, Tríona Ní Dhomhnaill y colegas.

La música celta simbolizaba algo especial para mi en aquellas épocas. Ecos de una pasado ideal, nostalgia de algo que no vivimos pero llegó a ser nuestro, pero también vitalidad, belleza y superación.

Recuerdo aquella tarde y algunas parecidas, y muchas noches en casa. Invierno, lluvias, los fríos de Madrid, la camaradería de los amigos que se prestaban libros, estrechar la mano del colega tras las cervezas, irte a casa por las calles mojadas con el tocho bajo el brazo, ilusionado, deseando llegar al refugio de tu habitación. Se leía, se escuchaba Radio 3, se escribía un poco bajo el flexo, ondeando el humo de una barra de incienso, se planeaba la próxima quedada, se trasnochaba, se soñaba mientras fuera la lluvia volvía a caer.

Creíamos que tendríamos tiempo para todo y que noches así se repetirían. ¿Por qué no iba a ser así? Pero ahora veo que el tiempo pasó volando y nos dejó con el anhelo de más veladas así. Qué pocas hubo en realidad. Había que haber peleado y utilizado la poca sabiduría sobre la noche y los bares que empezábamos a tener, en lugar de esperar que el destino nos las trajera. Pero así son las cosas, y aún no sabíamos que el tiempo vuela muy rápido y que la vida a veces es como un programa de radio sintonizado cuando está a punto de acabar.

sábado, 5 de enero de 2019

20190104b (Maldición)

La profecía, la maldición. Prometo que iba a escribirla, pero no lo haré.
No lo haré por no dañar más a seres queridos.
Escribirla significaría que la leeríais. Y os haría daño porque pensaríais que hablo de vosotros, aunque no es así.

En estas Redes llamadas Sociales.
Redes. El principio de algo (árbol infinito, mar de ondas) que hemos creado.
Nos dicen los Dioses: "no sabéis lo que habéis creado, no sabéis dónde acaba".
Y nos pensamos que hablan del espacio.
"Es cierto, los dioses son sabios: no podemos ver el horizonte al que llegan las Redes que hemos creado".
Qué necios somos.
Los Dioses hablan del tiempo, no del espacio.

En una de estas Redes llamadas Sociales, te han hecho escuchar esta canción.
No la escuchaba desde hace más de 15 años. Por tanto, desentierra emociones.
20 años, quizá. ¿Quién era yo?
Tengo lo que soñaba.

Pero está la Maldición. La conozco. Así que sé cuál puede ser la razón de que se me haya dado.

Sin embargo, algo ha cambiado. Es el Miedo. Ya no tengo Miedo. Si la Maldición se cumple, me da lo mismo.

He vivido.
No he dañado.
He vivido.
He creado.

(Hace 20 años, era en verano. Un verano relativamente fresco. Calma del alma y del cuerpo. Sueños vespertinos. Un resplandor amarillo. Dejarse llevar por un arte único. El arte puede ser tan perfecto que contenga toda evasión necesaria. Hay creadores privilegiados. Todo confluía. Era época de crecimiento, de desarrollo, no de oscuridad como en años anteriores. Luz y brisa. Una soledad amable y alegre. Nos exigimos demasiado).

Summertime... I'm Dreaming...